El Odin Teatret de Dinamarca, uno de los grupos más importantes del mundo, que cambió el teatro en los años 80, llegò a Uruguay y en su agenda de actividades tendrán un espacio para hacer demostraciones en Ciudad de la Costa este miércoles a las 11 horas en la sala de Comunidarte de Teatro Acuarela (Calle de los Leones y calle 70 atrás liceo 1 de Solymar). Además dará talleres en El Galpón, la Sala del Arca en Las Piedras, presentar su espectáculo en la sala Zavala Muñiz y el teatro Politeama de Canelones, y varias sesiones de master class de su director Eugenio Barba, para directores teatrales.
Todo fue un gran esfuerzo de Teatro del Arca y en realidad empezó en enero y se confirmó en marzo. El apoyo económico y logístico del Instituto de las Artes escénicas, la Intendencia de Canelones y la Dirección del Cultura del MEC fueron fundamentales para que su llegada se hiciera realidad.
“Con el Teatro del Arca venimos hace muchos años manteniendo una relación con el Odin. A principio de este año se les suspendió una gira en Ecuador y nos consultaron sobre que posibilidad había de venir ya que venían también a Argentina”, contó a Revista Metropolitano, Florencia de Armas, integrante del grupo.

“Por los años 90 el Teatro del Arca, que gestiona una sala en ciudad de Las Piedras empezó a trabajar en la línea del Odin y se le pedían videos, luego vinieron a Uruguay e hicimos un seminario con ellos. Conociendo a fondo su especial estética y la acción psicofísica del actor”, contó Florencia.

El Odín Teatret nació en Oslo, Noruega, en 1964. Luego se trasladó a Holstebro, Dinamarca, en 1966 convirtiéndose en Nordisk Teater laboratorium. En la actualidad sus miembros provienen de una decena de países de 4 continentes diferentes.
Hasta hoy el Odín Teatret ha creado 76 espectáculos que han sido representados en 64 países y contextos sociales diferentes. Durante el transcurso de estas experiencias se ha generado una cultura específica del Odín basada en la diversidad cultural y en la práctica del ‘trueque’: los actores del Odín se presentan a través de su trabajo a una determinada comunidad que los hospeda y esta responde con canciones, músicas y danzas pertenecientes a su cultura local. El trueque es un intercambio de manifestaciones culturales y ofrece no sólo una visión de otras formas de expresión, sino que es también una interacción social que desafía prejuicios, dificultades lingüísticas y divergencias de pensamiento, juicios y comportamiento.