La baja en la natalidad es un fenómeno multicausal. Desde comienzos del siglo XXI, el país de 3,5 millones de habitantes cayó por debajo del umbral de 2,1 hijos por mujer que los demógrafos consideran la «tasa de reemplazo generacional». Se pasó de casi 49.000 nacimientos en 2015 a menos de 36.000 en 2020, según un informe de AFP.
Es un promedio de 1,4 hijos por mujer: la tasa de fecundidad más baja de la historia uruguaya, muy lejos del reemplazo. “Hay que evitar escenarios catastrofistas. La idea de que vamos a terminar con un país despoblado o en desaparición no va a suceder», dijo a AFP el jefe de la oficina del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en Uruguay, y sociólogo Fernando Filgueira.
La histórica baja natalidad del país se explica por un proceso temprano de urbanización, migrantes de fecundidades no muy altas y la ausencia de una fuerte población indígena, según Filgueira. La separación de Iglesia y Estado facilitó asimismo la planificación familiar y la temprana incorporación de la mujer al mundo educativo y el mercado laboral, lo cual favoreció la disminución de los nacimientos.
Baja de embarazo adolescente
Otra explicación está en la baja de la maternidad adolescente. «El 52% de la explicación del descenso del último lustro, de 1,9 a 1,4 hijos por mujer», se explica por la merma de madres de 15 a 24 años debida a políticas públicas de prevención del embarazo adolescente, señala el demógrafo Ignacio Pardo, investigador de la Universidad de la República.
Risel Suárez, directora del Hospital de la Mujer del Pereira Rossell, centro de referencia de maternidad en Uruguay, explica que «la hipótesis más convincente» es que esta caída se debe a los implantes anticonceptivos subdérmicos ofrecidos por el Estado a las jóvenes desde 2014. Pero también apunta a la educación sexual y a un cambio de paradigma que hace que las adolescentes lleguen al consultorio ginecológico acompañadas por sus madres. «Es algo que a nivel clínico se nota mucho en la última década», indicó.
Es que las mujeres se han independizado, primero estudian, se preocupan por superarse, conseguir un buen empleo y forjarse un buen futuro, los hijos vienen después y seguramente no más de dos. Las menos cultas y de extracto social bajo, que eran las que todos los años (o cuando cambiaban de marido) colaboraban con la Patria, desde que se legalizó el aborto, se les hizo el campo orégano. Siguen embarazándose, pero como tienen la opción de abortar gratis «non problem».