La candidata a Alcaldesa por el Partido Nacional, Beatriz Balparda, se postula al Municipio de Ciudad de la Costa con la lista 400-A. En diálogo con Metropolitano aseguró su equipo enfocará su gestión en «controlar que se cumplan las ordenanzas vigentes».

La candidata reconoce que su experiencia laboral y formación no han sido en el mundo de la política, al cual llegó “por casualidad”, pero que se ha transformado en un “gran desafío”. “Mis estudios quedaron sin terminar y mi experiencia laboral la hice como encargada de importaciones y exportaciones en empresas como Conaprole, Cheker SA y Paylana SA. Luego y habiendo sido madre y con mis hijos ya en edad escolar estudié y trabajo en la actualidad como masajista. Durante los fines de semana soy jueza de equitación con nivel internacional disfrutando así de mi hobby preferido, los caballos”.

Sobre su incursión en la política, Balparda contó que siempre tuvo una ideología partidaria firme y que le encanta militar, pero que sucedió sin planificarlo. “La madre de una amiga, que era referente en el sector de mujeres del Partido Nacional, se enfermó de gravedad y sabiendo mi postura partidaria me pidió en su momento que la suplantara para cumplir con sus cometidos. No pude decir que no y así empecé mi reencuentro con amigos militantes”.

DOBLE DESAFIO

Actualmente, la posibilidad de integrar el Municipio de Ciudad de la Costa como Alcaldesa le representa “un gran y doble desafío”. “Por un lado, conseguir que los votantes que realmente quieren vivir en una ciudad que tiene beneficios de tal y complementos de balneario, nos den su apoyo dejando de lado todas las promesas y beneficios que les han otorgados en tantos años de gobierno frenteamplista; y por otro acomodar todo el desorden que ha generado el gran crecimiento de esta ciudad y que al momento nadie se ha ocupado de conseguir el cumplimiento básico de reglas para la convivencia armónica”.

Con respecto a los logros de la Ciudad de la Costa en los últimos años, dijo que existen “de los buenos y de los malos”. Señaló que las acciones positivas “se vienen haciendo con mucho retraso” y “con una calidad no del todo óptima”. Valoró los avances en cuanto a las obras de saneamiento y las considero necesarias debido a que “las napas están cada vez están más altas y los pozos son un foco de contaminación”. No obstante, señaló que ese trabajo “lo pagan los vecinos con sus aportes de contribución inmobiliaria y cuyos dineros no han sido gestionados de la mejor forma”. “De todas formas OSE viene trabajando y la Intendencia viene haciendo calles de mala calidad que se rompen en poco tiempo y sin una buena iluminación. Ambas cosas muy necesarias para la Ciudad que se edificó”.

Por otro lado, mencionó algunas de las problemáticas que experimentó la ciudad costera como parte del propio crecimiento que, a su entender, «trajo muchos

habitantes que se instalaron en asentamientos». Señaló que en el año 2012 había 14 asentamientos y que actualmente superan los 20 sin regularizar, «a pesar de que hay técnicos trabajando en territorio».

También hizo referencia a que «por primera vez en los últimos años hemos tenido gente en situación de calle». Al respecto, valoró la gestión que está realizando el Ministerio de Desarrollo para enfrentar la pandemia, «un trabajo de excelencia» y lamentó que Mevir «no pueda intervenir en esta localidad, ya que también viene trabajando en forma excelente con poblaciones reducidas».

OBJETIVOS Y CAMBIOS

Para Balparda la Ciudad de la Costa tiene muchas materias pendientes, «principalmente a quienes pagan sus impuestos». «La ciudad debería contar con áreas de recreación para todas las edades, cuidado para los mayores, un lugar donde nacer y un cementerio», opinó. Además, subrayó la necesidad de implementar un sistema de vigilancia «que evite los continuos robos» y más orden en las calles y en el tránsito. Otra necesidad que mencionó fue la de regularizar las ferias. «Tenemos vendedores por todos lados que van armando sus locales sin orden, ni prolijidad alguna, dándole a la ciudad el aspecto de toldería».

Por otro lado, manifestó que hacen falta más espacios verdes.

Con respecto a los objetivos en los cuales se enfocaría la gestión de su equipo en caso de acceder al gobierno departamental, explicó que el principal objetivo es «controlar que se cumplan las ordenanzas vigentes, cosa que hoy no se hace». «Eso es lo primero para poder ordenar esta ciudad en la que cada uno hace lo que quiere sin recibir sanción alguna. Así se ha aprendido a no respetar ni siquiera los bienes públicos que pagamos todos los vecinos que trabajamos. Hay que controlar, ordenar y conseguir que todos cumplan con sus obligaciones para respetar los derechos de todos», aseveró.

Aseguró también que el tercer nivel de gobierno debe cambiar muchas cosas para posibilitar que cada Municipio sea independiente de su Intendencia y que pueda tomar decisiones autónomas y manejar su dinero. «Todo tiene que ir al gobierno central y ser aprobado y lo que se recauda en el Municipio vuela para la Intendencia. Eso tiene que cambiar porque perdemos tiempo muy valioso y si los objetivos no son los mismos se dejan de concretar», cuestionó.

«Los concejales no podemos decidir, no podemos cumplir con los vecinos y si el vecino nos eligió y somos sus referentes, debería ser de otra manera. Somos el Municipio que más recauda y lamentablemente no lo vemos reflejado en los servicios».

Consultada sobre cómo evaluaba la poca representatividad de las mujeres en política, respondió que para ella no existían diferencias entre hombres y mujeres, así como no existían entre personas homosexuales o afrodescendientes «Yo soy de la vieja escuela», expresó. «Todos somos iguales y nos ganamos nuestros lugares no por una cuota, sino por nuestras capacidades. Hoy por hoy ni siquiera podemos diferenciarnos por nuestra sensibilidad, ya que los hombres han aprendido a ser amos de casa y padres. Somos iguales a pesar de nuestras diferencias físicas. Si la particpación es para sumar, bienvenido sea», concluyó.