Civiles y militares constitucionalistas, obreros y pequeños productores, profesionales e intelectuales, gente de la ciudad y el campo. La fragua de luchas y elaboración, de sueños a concretar alguna vez, pero sobre todo la decisión de construir una herramienta para la acción política permanente para sembrar la semilla del cambio necesario y genuino en la sociedad uruguaya cumple medio siglo. Esa es parte de la síntesis de mi vida también, de la que aprendí y aprendo a cada momento.

Fui militante de comité de base en Canelones y por ese corazón y pulmón militante resulté electo para el Plenario Nacional. Son 50 años, son vidas, son lágrimas y alegrías, las de poder ver que algunos sueños se concretaron y mucha gente pudo mejorar su condición de vida. El “hijo” del General Líber Seregni celebra y tiene porque hacerlo. Hoy Frente Amplio existe también en Chile, en Costa Rica y seguramente se conformará en Brasil.

La grifa que se fundó en aquella sala del Parlamento, el 5 de febrero de 1971, vive pero precisa reinventarse, requiere de puertas y ventanas abiertas, para seguir, para seguir siendo cada vez más frente pero también más amplio. Estamos pasando raya los quince años de gobierno nacional de Tabaré, de Pepe, de Danilo y de miles de decenas de miles de anónimos que gestaron y concretaron tantos anhelos.

En Canelones, por cuarta vez consecutiva, la ciudadanía nos encargó el gobierno. No tenemos derecho a fallar. Ser de izquierda es llevar la bandera enhiesta de la igualdad y la libertad haciendo a un lado apelaciones mesiánicas. Ser frenteamplista demanda oreja bien abierta y escuchar a cada paisano que se nos plante y reclame respuestas, ser de izquierda es bregar por un modelo de desarrollo que no deje gente tirada, ser de izquierda es no repetir lugares comunes y convencerse de que la mejor idea es aquella que tras de sí puede aglutinar a miles de compatriotas en pos de la justicia social.

Cincuenta años después de que con Dean Reed aquellos fundadores cantaron “hemos dicho basta y echado a andar” hoy celebramos por la vida recordando el alma y la acción de los que no están, que seguro, seguirían añorando ser cada vez más frente y más amplio.