Fotos y textos: Meri Parrado

Habla con seguridad y convicción. Parece que llevara mucho tiempo en el rol que ocupa, pero asumió hace menos de un mes. Se entusiasma cuando habla de los desafíos de su gestión y menciona con recurrencia palabras como “participación”, “escucha” ,“integración” e “identidad”. Con 28 años, politóloga, magister en Políticas Públicas, feminista y militante del MPP, Julia Matilla es la primera alcaldesa de ese sector en Ciudad de la Costa.

Entrada ya la tarde, pero con la actitud y energía de una jornada que recién comienza, recibe a Metropolitano en su oficina del Municipio, donde repasa su inicio en la militancia, su formación en política, los desafíos de su gestión, la convivencia con la oposición, los vínculos con la ciudadanía y su postura frente a temas que preocupan a la comunidad canaria.

 ¿Cuándo y cómo te comenzaste a vincular con la política?

Tenía 22 o 23 años, estaba estudiando en la facultad y buscando un espacio de militancia. Participaba en algunas actividades del centro de estudiantes, no de forma muy activa, pero militando en Montevideo no terminaba de encontrar mi lugar. Como en mi familia siempre hubo una vinculación con la política —de parte de mis abuelos, particularmente con el MPP—, a través de ese vínculo empecé a mirar hacia ese espacio hasta que encontré a los compañeros de Ciudad de la Costa y empecé a militar activamente.

¿En qué aspectos crees que podes articular tu formación académica con tu rol en el municipio?

Dentro de la Ciencia Política, siempre me interesó el área de las políticas públicas, el trabajo vinculado al diseño, la implementación, y por eso elegí hacer ese máster. Creo que es una herramienta muy valiosa a la hora de pensar desde lo metodológico, y también desde lo cuantitativo, algo que aportará a la hora de la gestión. Esta cartera me dio una forma de pensar y entender a partir de la Ciencia Política, con una mirada social que me dio la Facultad de Ciencias Sociales. Pero, sin duda, son cosas distintas: la formación, las maestrías y la gestión… hay una brecha que estoy empezando a descubrir.

¿Qué lugar ocupa el feminismo en tu práctica política y cómo pensás proyectarlo en la gestión municipal?

Me defino como feminista. Tengo incorporada —o intento incorporar— la mirada de género en cada trabajo que llevamos adelante, tanto en el vínculo con los funcionarios como en lo que queremos implementar en el Municipio y en el territorio. Siempre está presente la mirada social y la perspectiva de género; son los lentes con los que llevo adelante esta tarea.

Mujer, 28 años y parte de una nueva generación política. ¿Qué expectativas creés que genera ese perfil?

Creo que el hecho de estar ocupando hoy este rol es parte de un trabajo que muchas mujeres vienen haciendo dentro del Frente Amplio, a nivel país e incluso a nivel internacional. Mujeres que han ido abriendo caminos para que hoy otras estemos acá. En el caso del MPP, también ha hecho una apuesta clara al trabajo con juventudes. De hecho, la renovación que hay a nivel del Parlamento es muy importante. Gran parte de los alcaldes que tenemos del FA en Canelones están entre los 26 y los 40 años, que para el mundo de la política es gente joven.
Hay comunidades que no solo dan ese espacio, sino que impulsan a que los jóvenes estén y hagan. Y eso ya de por sí genera mucha expectativa, muchas ganas de ver qué podemos hacer. Para mí, eso representa una enorme responsabilidad y un voto de confianza.

Es la primera vez que el MPP accede a una alcaldía en Ciudad de la Costa. ¿Qué lectura hacés de ese logro?

Haber llegado al Municipio es el cierre de un proceso que comenzó hace unos algunos años, con la idea de rearmar la estructura del MPP en el territorio, que en aquellos tiempos no estaba tan fuerte. Pero no con la mirada enfocada en alcanzar el Municipio, sino en hacer un trabajo social y solidario en el territorio, de trabajar con la gente, de encontrarnos con los vecinos, con quienes fuimos construyendo vínculos. En este proceso quiero destacar el trabajo de Miguel Sanguinetti, el secretario de la Junta Departamental de Canelones; de la diputada Inés Cortés; y de Adrián Miguez, actual director de Industrias.

¿El Consejo Municipal quedó conformado? En su momento hubo algunas dificultades o tensiones para que asumieran todos los concejales.

Actualmente el Concejo está conformado por cuatro líneas del Frente Amplio y una línea de la Coalición Republicana. Dos líneas le corresponden a la 609, dos a la 1039, y una a la 900.

¿Qué rol esperás que juegue la oposición en este período y qué expectativas tenés respecto al vínculo?

Cada uno tiene su ideología, su mirada y su forma de trabajo, y eso ya se ha puesto sobre la mesa, pero en pos de construir en conjunto. Se muestran abiertos y dispuestos a colaborar. No hay una cuestión de rivalidad ni una postura distante, por el contrario, estamos empezando a trabajar en sintonía. Digo “empezando” porque hace poco que iniciamos este proceso, recién tuvimos las primeras reuniones, pero hay interés en seguir trabajando de forma articulada.

¿Y cómo es el vínculo con la Coordinadora del Frente Amplio en Ciudad de la Costa?

La Coordinadora es parte de la estructura del Frente Amplio y tiene representatividad tanto de los distintos sectores como de los comités de base de toda la zona. Tenemos un vínculo bastante estrecho. Para nosotros es un órgano de coordinación muy importante porque es donde se toman definiciones políticas en función de lo que plantea el territorio. En ese contexto, establecimos un vínculo a través de nuestra coordinadora de bancada, para poder trasladarles lo que estamos trabajando desde el Concejo, y que como fuerza política estén al tanto. Tenemos un programa común, que trabajamos a través de comisiones que se formaron en la Coordinadora, y que fue elaborado entre todas y todos los frenteamplistas de la zona. La Coordinadora también cumple el rol de velar por el cumplimiento de ese programa.

¿Qué prioridades definiste para tu primer año de gestión?

Ahora estoy proyectando a diciembre, y después,  hacia el año que viene porque nos queda esta mitad de año —este semestre— en el que estamos gestionando con el presupuesto que elaboró el Concejo anterior, que si bien puede estar en sintonía con lo que pensamos, no es una definición tomada por este Concejo. Entonces, estos seis meses son de conocimiento: en lo personal, en el trabajo con los funcionarios —que cumplen un rol fundamental—, y también en el conocimiento de la ciudad desde este nuevo rol. Ya no solo como vecina o militante política, sino como alcaldesa de Ciudad de la Costa, con otras responsabilidades institucionales. Es como volver a conocer la ciudad, pero con otra mirada, que ya nos posiciona para el armado del presupuesto del año que viene.

En ese proceso, la tenemos algunas prioridades claras. Una es la participación de los vecinos y vecinas, que para este Concejo es fundamental. Durante la campaña pudimos recoger muchas de sus preocupaciones, y hay temas que se repiten, vinculados a las competencias del Municipio: la recolección de podas, el mantenimiento de las calles, y algunas cuestiones de alumbrado. Estamos trabajando en generar planes estratégicos para que, por ejemplo, la recolección de podas sea más eficiente, en coordinación con la Dirección de Gestión Ambiental. Lo mismo con alumbrado y calles: queremos articular con todas las direcciones. También hay una apuesta clara a lo social y cultural, algo a lo que este Municipio acostumbró a la gente y que seguiremos potenciando.

Además de las prioridades vinculadas a demandas de la comunidad. ¿Tenés algún objetivo o proyecto personal que te gustaría llevar adelante en estos cinco años?

Sí, un objetivo que para mi es fundamental, que incluso está en el programa del Frente Amplio, es que el Municipio llegue a la gente, que sea una institución conocida por la ciudadanía de Ciudad de la Costa y no algo lejano o difuso, que cada cinco años haya que recordar qué es y para qué sirve. Quiero que se convierta en una verdadera referencia. Porque si bien es el tercer nivel de gobierno, muchas veces pienso —y creo que ya está instalado en la discusión pública— que en realidad es el primer nivel de gobierno, porque es el que se encuentra con los vecinos y vecinas todos los días. Y para ejercer ese rol articulador, es necesario generar espacios de escucha y participación reales y sostenibles.

En función de ese primer objetivo, hay otras cuestiones que me interesa trabajar, como la construcción de identidad local, generar referencias comunitarias. Por ejemplo, hay fechas clave que ya están marcadas en el calendario colectivo, como la Marcha de la Diversidad en septiembre, el 8 de marzo, el 20 de mayo. Son momentos que, más allá del nivel nacional o departamental, también pueden generar identidad y apropiación a nivel local. Poder trabajar esas fechas desde Ciudad de la Costa, junto con distintos actores sociales, me parece sumamente importante. Porque eso construye identidad, comunidad y sentido de pertenencia. Y esa identidad colectiva es parte de lo que queremos fortalecer para toda la Ciudad de la Costa, pensándola como una ciudad integrada.

Con respecto a la importancia de mejorar la participación de los vecinos. ¿Tienen pensadas algunas estrategias para lograrlo?

Sí. Los municipios tienen como herramienta lo que se llaman los cabildos y las audiencias públicas. Estamos “obligados”, entre comillas, a hacer cabildos, pero también podemos aplicar esa herramienta de la manera que consideremos más adecuada. En ese sentido, nos estamos proponiendo realizar varios cabildos que recorran Ciudad de la Costa en su totalidad, o al menos en la mayor parte posible, para invitar a los vecinos y vecinas a acercarse y plantear reclamos, ideas, propuestas. Eso también nos sirve a nosotros para entender —o testear— qué es lo que siente la ciudadanía de Ciudad de la Costa, y así poder pensar un presupuesto que sea acorde y que responda a esas demandas.

De acuerdo a los últimos datos del censo, Ciudad de la Costa es una de las localidades que más creció en Canelones. ¿Cómo impacta esa dinámica en la gestión municipal?

Ese crecimiento impacta en la vivienda, en el tránsito, en la densidad poblacional que tenemos en el territorio —en algunas zonas más, en otras menos— y también en el tipo de viviendas que están apareciendo. Es un desafío poder acompañar eso, sin duda. Pero yo lo veo también como una oportunidad, porque lo que nos está diciendo es que la ciudad está creciendo, que hay interés en vivir acá. Y eso es porque el departamento de Canelones está brindando condiciones para un buen vivir, y particularmente en Ciudad de la Costa, que tiene sus peculiaridades. Está cerca de Montevideo, pero no tan cerca; tiene costa, tiene identidad propia. Hay también un crecimiento comercial, servicios que antes no estaban, y la gente está apostando a eso. Entonces, es una oportunidad para seguir pensando y construyendo esta ciudad desde esa lógica: la de un lugar donde la gente quiere vivir.

En los últimos años, Ciudad de la Costa viene experimentando un boom inmobiliario, y hay un debate acerca de cómo equilibrar el desarrollo con la sustentabilidad. ¿Cómo ves ese proceso?

Es una discusión que está latente, con muchas miradas encontradas, pero que también tiene algunas definiciones previas. Me refiero al origen de lo que se llamó el Costa Plan, que surgió hace unos 20 años, cuando el Frente Amplio asumió el gobierno departamental y planteó la necesidad de pensar esta ciudad en crecimiento porque tenía características distintas a otras zonas del departamento. En ese contexto, el Costa Plan establecía que, en la medida en que hubiera saneamiento en ciertas zonas —principalmente en las avenidas—, podrían permitirse construcciones de entre 4 y 5 pisos. Esa fue una definición normativa, que hoy los vecinos empezamos a ver en la práctica. Porque hace 20 años no teníamos saneamiento. Entonces,  partir de ese avance, surgen nuevas dinámicas y nuevos desarrollos.

Tuvimos una discusión similar sobre la necesidad o no del asfalto. De hecho, en algunas zonas donde la ciudad no tiene asfalto, hay vecinos que plantean que no lo quieren. Pero la realidad es que el asfalto es necesario, sobre todo si pensamos en que el parque automotor no para de crecer, que las calles se destruyen con cada lluvia, y que incluso para el peatón circular se vuelve casi imposible. Eso también es parte de un proceso de progreso, al igual que el saneamiento. Son necesidades básicas que están establecidas como derechos a nivel país y a nivel mundial, y que todavía faltan para muchas personas. Pero estamos apostando a avanzar en ese sentido.

El desarrollo inmobiliario es un tema que sin duda tenemos que trabajar. Creo que la gestión ambiental tiene un rol muy importante en definir qué es lo más amigable para el entorno, y en ese sentido vamos a ajustarnos dentro de lo posible, escuchando tanto las propuestas que se presentan como lo que dicen los vecinos con relación a qué ciudad quieren. Ahí vuelvo a la idea de participación y escucha activa, que debemos tener como tercer nivel de gobierno. Hay inversiones que sin duda implican progreso para la ciudad, pero también hay otras que los vecinos no perciben así. Y nuestro rol es entender por qué no lo perciben así, y buscar puntos de encuentro.

Otro de los temas que más preocupa es la movilidad. Si bien no es una competencia directa del Municipio, ¿desde qué lugar pueden aportar en esa discusión?

La movilidad fue uno de los temas que mencioné durante la campaña, porque realmente, como ciudadana de la Costa y sin auto, es algo que se sufre e impacta directamente en la gente que elige venir a vivir acá, pero también en lo laboral. Por ejemplo, si vivís en Shangrilá Norte y tenés que trabajar en Salinas Sur —o al revés—, a veces trasladarte puede ser más costoso o más complejo que moverse dentro de Montevideo. Entonces, pensar en el progreso y en seguir construyendo esta ciudad también implica pensar en su conectividad, sobre todo en la conexión norte-sur, en mejorar frecuencias o en reducir tiempos de traslado.

Sabemos que es un tema en el que el gobierno nacional está trabajando y una de sus preocupaciones. Es real que no es competencia directa del Municipio, pero sí tenemos un rol articulador entre los distintos niveles de gobierno y vamos a apostar a eso: a la escucha de los vecinos, a conocer la realidad que viven y poder trasladar sus inquietudes a los niveles de gobierno que, de algún modo, están más alejados de la vida cotidiana.

Se ha estado discutiendo la posibilidad de crear un nuevo municipio en El Pinar. ¿Qué opinás al respecto?

Si bien existe un criterio técnico de que si hay más de 5.000 habitantes se puede crear un Municipio, personalmente, no estoy de acuerdo con seguir dividiendo el departamento de Canelones. Hoy ya tenemos 32 municipios, y me parece que es un número bastante elevado. Es cierto que Ciudad de la Costa es grande, diversa, y que su configuración territorial genera  zonas más desconectadas. Eso representa un desafío muy importante para nosotros, que también tiene que ver con lo que sienten los vecinos. En el caso puntual de El Pinar, hay vecinos que se sienten olvidados y es un sentimiento profundamente válido, importante de escuchar y, sobre todo, de atender. No le deseo a nadie sentirse un ciudadano olvidado, y mucho menos en el rol que me toca. Por eso, mi trabajo es justamente cambiar esa percepción, acercarnos, construir vínculos. También es real que, en términos de obras, El Pinar quedó más relegado y que dado el crecimiento que ha tenido la ciudad, hay zonas donde todavía debemos repensar cómo intervenir. Incorporar a los vecinos de El Pinar a ese proceso de construcción me parece fundamental. Entonces, creo que la pregunta es: ¿qué ciudad queremos construir? ¿Una ciudad fragmentada, con un municipio por cada barrio, o una Ciudad de la Costa con barrios que tengan su propia centralidad e identidad, pero integrados dentro de un mismo proyecto colectivo? Creo que es un tema que hay que seguir conversando.

¿Cómo te gustaría que se recuerde tu gestión dentro de cinco años?

Se me viene al pensamiento que la gestión de Omar [Rodríguez], a quien se lo recuerda por su calidez humana, por su trabajo comunitario, por su compromiso con la ciudad, tanto desde el rol institucional como en la cercanía con la gente. Eso es lo que espero que también se recuerde de este Concejo: el trabajo con la gente y para la gente. Pero que además se logre transmitir, que la gente realmente lo sienta. Quiero que se recuerde a este Concejo como el que logró acercar un poco más la institucionalidad a la ciudadanía, y que ese acercamiento les permita apropiarse del Municipio como un espacio que también les pertenece.