El Liceo N.º 1 de Solymar pasará a llamarse oficialmente “Liceo Jorge Lazaroff”, en homenaje al músico, docente y compositor uruguayo que dejó una huella profunda en la cultura nacional y en la comunidad costera donde vivió. La decisión corona una iniciativa que comenzó en 2007, impulsada por docentes, vecinos, madres, padres y estudiantes del propio centro, según informó a Metropolitano la subdirectora Micaella Olveira. El acto de nominación del liceo que se realizará este viernes 21 desde las 18.30 horas incluirá palabras de Soledad Castro Lazaroff y de su madre —hermana del músico—, además de la participación de Cecilia, su compañera, y de su hijo. La murga Falta y Resto, encabezada por Raúl Castro, ofrecerá el cierre musical del evento, mientras que la FENAPES Central entregará una placa en homenaje al centro educativo.
Asimismo, se inaugurará un mural realizado por el docente Renzo Borghi junto a sus estudiantes del área artística, y se exhibirá un cuadro donado por Jeniffer Berocay, docente y egresada de Bellas Artes.
Con este gesto, la comunidad educativa busca mantener vivo el espíritu de un creador que, desde la orilla y la docencia, supo tender puentes entre la música, la identidad y el compromiso social.
Jorge “Choncho” Lazaroff Cesconi (1950–1989) fue una figura central de la música popular uruguaya. Integrante de grupos emblemáticos como Los que Iban Cantando y Patria Libre, también formó parte del colectivo infantil Canciones para no dormir la siesta, y desarrolló una sólida carrera solista que dejó cuatro discos de referencia. Además, fue cofundador del Taller Uruguayo de Música Popular (TUMP) en 1983, un espacio clave para la formación de músicos en democracia.
Docente y crítico musical, Lazaroff publicó textos en medios como Brecha y Asamblea, reunidos años más tarde en el libro Escritos (Tacuabé, 2014). Su legado, sin embargo, trasciende lo artístico. “Era uno de esos tipos que asumen la responsabilidad ante la sociedad y ante la historia. Para Lazaroff, ética y estética no eran separables”, escribió el compositor Coriún Aharonián tras su fallecimiento en 1989.
Autodenominado “músico de balneario”, el artista reivindicaba su pertenencia al entorno costero de Solymar. “Yo vivo en un balneario, habito ahí”, decía, subrayando un vínculo afectivo con el territorio que también se refleja en canciones como Ahí mar nomás o Llorando Estela.