El Ministerio de Salud Pública (MSP) y OSE, comunicaron que aunque se aumente la salinidad del agua, “es apta para el consumo de la población general”. De todas formas, recomiendan que las personas con hipertensión, enfermedades renales y dietas restringidas en sal deben “extremar los controles de presión arterial, no descuidar sus controles médicos y en caso de ser posible, consumir agua embotellada”. La norma prescribe entre otras cosas que la salinidad (del agua potable) no debería ser mayor que 250 miligramos pero se resolvió para palar la falta de agua dulce aumentar el valor de salinidad a 450 miligramos por litro.

La Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular sin embargo, advirtió sobre el impacto en la salud cardiovascular por el consumo de sal.  En tanto el director de OSE en representación del Frente Amplio, Edgardo Ortuño,  fundamentó su voto negativo a la decisión de aumentar el cloro y el sodio en el agua potable, resuelta por el directorio como medida para enfrentar el déficit hídrico. Ortuño consideró que si se mantiene incambiada la situación en el área metropolitana, habrá que adoptar “medidas extremas”. Reclamó un plan de contingencia con un paquete de medidas de respuesta a aspectos sociales y sanitarios que van a afectar a la población en general, y atender a sectores específicos en forma focalizada.

“Resolviendo el 12 de mayo tendremos reservas hasta el 12 de junio, en lugar del 17 de junio adoptándolas hoy”, indicó.

Compensar

Para Ortuño, se debe compensar a la población de la zona metropolitana por la disminución de la calidad del servicio con descuentos de hasta 100%, financiados por Rentas Generales.

En Uruguay, según datos de la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades no Transmisibles, desarrollada por el MSP, tres de cada 10 personas de 15 a 64 años presentan presión arterial elevada, y en el grupo de edad de 55 a 64 años, seis de cada 10 personas es hipertensa.