En un momento en el que distintos candidatos a la intendencia y gobierno municipal presentan propuestas para una Ciudad de la Costa en constante crecimiento, los vecinos de Solymar Norte —uno de los barrios más antiguos de la zona— se organizan para defender el parque lineal, al que consideran el último pulmón verde histórico de la ciudad.
En un comunicado los vecinos expresan que “este parque fue concebido y registrado en los planos originales de urbanización en la década de 1950. Desde entonces, ha formado parte esencial de la vida cotidiana del balneario, albergando memorias y juegos de generaciones de vecinos. Muchos lo recuerdan como el montecito del camino al almacén de subsistencias o al pozo de agua potable, lugares emblemáticos de una época en la que la vida del barrio se organizaba alrededor de lo esencial y de la comunidad, y en la que ese espacio verde era parte del recorrido cotidiano y del imaginario compartido. A lo largo de los años, el parque ha sufrido diversas transformaciones. A fines de los años 80, durante la gestión del entonces intendente Hackembruch, una manzana entera fue desafectada del parque y pasó a manos privadas. No obstante, también se vivieron momentos de recuperación: gracias al esfuerzo de la Comisión de Fomento de Solymar Norte, se construyó la primera pista de skate en la calle Real de Azúa y se plantaron árboles nativos en uno de los extremos del parque, con la colaboración del reconocido naturalista Jaime Machado.
Sin embargo, entre 2016 y 2018, el parque sufrió un golpe duro. Casi la totalidad del bosque de pinos, eucaliptos y acacias —donde muchos niños crecieron jugando libremente— fue arrasado para convertir la zona en un obrador para las obras de saneamiento y bituminizado. Este uso fue justificado oficialmente, pero resultó en la tala indiscriminada de árboles, la extracción no regulada de arena y muchas viviendas de vecinos se vieron afectadas. El terreno quedó degradado, y lo que era un monte vibrante se transformó en baldíos cerrados por malezas invasoras, focos de basura y circulación insegura. Durante la pandemia, algunos vecinos comenzaron espontáneamente a limpiar el terreno y reabrir senderos para volver a disfrutar del lugar. Este esfuerzo conjunto de vecinos y el municipio fue creciendo y permitió recuperar buena parte del parque, al punto de que en 2024 su preservación como espacio público fue declarada de interés municipal y actualmente se encuentra en trámite departamental con el apoyo de cientos de firmas de vecinos. Entre los avances logrados destacan la creación de un arboreto con especies nativas con el apoyo fundamental del proyecto Canelón, la instalación de un cantero para mariposas y polinizadores, la realización de actividades culturales y recreativas y el diseño de una propuesta de ciclovía a lo largo de sus más de 800 metros de extensión. Además, se han impulsado acciones para mejorar la seguridad, incluyendo un expediente en curso en el Ministerio del Interior solicitando cámaras en las entradas del parque, y acuerdos con el municipio para reacondicionar las plazas, revalorizando este paseo de cercanía para la gran cantidad de familias que pueblan la zona central de la ciudad. No obstante, en las últimas semanas los vecinos tomaron conocimiento de un nuevo expediente que propone la venta de una parte importante del parque, para la construcción de viviendas en el padrón correspondiente a la manzana 67, ubicada entre las calles Machado, Crottogini, Varela e Ibirapita.
Este predio incluye el terreno donde actualmente funciona la ONG Juntos por un Sueño, que desde hace más de diez años trabaja con personas en situación de discapacidad. Este nuevo golpe a la biodiversidad y modificación del destino original de este padrón entorno al cual los vecinos decidieron vivir y construir sus casas, no se condice con las políticas, expresiones públicas de gobernantes y compromisos asumidos por la sociedad, que apuestan a un crecimiento sustentable de la ciudad. Esta situación ha generado gran preocupación en la comunidad, ya que pone en tensión dos objetivos legítimos: la necesidad de viviendas y la preservación de un espacio verde con valor histórico, ambiental y social. Para los vecinos, no se trata de oponerse a la inclusión o al desarrollo, sino de defender un bien común que ha sido largamente postergado, que hoy está siendo recuperado con gran esfuerzo comunitario y que signifIca tal vez uno de los últimos bastiones de identidad de vivir en Ciudad de la Costa. En ese sentido, llaman a las autoridades a confirmar el destino de uso público de estos padrones y a apostar por un crecimiento verdaderamente sustentable, donde se protejan los espacios naturales, se valore la participación ciudadana y se construya una ciudad más justa y equilibrada para todos”, dice el comunicado.
En Instagram: @ParqueLinealSolymar